Para cualquier mortal con un uso habitual de Internet y en especial de las redes sociales, el término ‘influencer’ no le suena extraño. Estos han llegado para quedarse y su importancia para las empresas y marcas parece que va in crescendo. ¿Pero qué es lo que hace que cada vez más organizaciones de todo tipo cuenten con ellos para sus diferentes campañas?
Los influencers aportan a estas cercanía y una conexión emocional que cada vez les es más complicado conseguir con la publicidad convencional teniendo en cuenta el entorno saturado en el que se mueven y donde el público o la audiencia está cada vez más insensibilizado.
Incorporan un margen de discrecionalidad e imprevisibilidad. Los contenidos que comparten se adaptan a su estilo propio y la marca sale de su zona de confort con éxito o sin él.
El escrutinio que se lleva a cabo con la vida de un influencer a diferencia de un famoso tradicional es mucho mayor y por ende, los riesgos que contar él o ella como marca puede entrañar.
En el momento de elaborar una campaña de marketing de este tipo, hay que tener muy en cuenta el planteamiento de la estrategia de la misma y los recursos con los que se cuenta para llevarla a cabo. Desde Produpin, tenemos las claves y las vamos a compartir con vosotros.
Para empezar, es importante diferenciar cuál es el alcance y penetración que queremos conseguir y por lo tanto a qué influencer y de qué tamaño vamos a elegir.
Diferenciamos. l@s celebrities, top influencers, influencers (con cientos de miles o millones de seguidores) y los micro y nanoinfluencers (de los millares a los cien mil seguidores.
Es fácil y recurrente pensar que, al contar con uno de los tres primeros, nuestra campaña tiene el éxito asegurado, pero quizá no es exactamente lo que necesitamos y por ello los dos últimos, los micro y nanoinfluencers juegan un papel determinante.
En primer lugar resulta mucho más asequible contar con ellos a pesar de que tengamos que trabajar con varios para incrementar el alcance de nuestra campaña. En segundo lugar, suelen ser creadores de contenidos que están especializados en un campo y al mismo tiempo ciudadanos digitales normales y con ellos las marcas alcanzan a públicos muy contextualizados en donde sus publicaciones crean engagement y disfrutan de credibilidad, autoridad e interés precisamente porque no son celebridades. En tercer y último lugar, los riesgos que estos pueden suponer son mínimos y su repercusión estará muy acotada.
¿Por qué no contar con uno de ellos?